Volvemos a Belorado, al albergue del Corro, el albergue municipal en el que ya hemos pasado dos convivencias de Navidad. La verdad es que el lugar tiene su encanto. Es una casa grande, de piedra por fuera y madera por dentro. Sin llegar a ser una casa solariega, tiene la pinta de haber sido de hacendados ricos. Está a la entrada del pueblo cuando se llega a pie por el camino de Santiago.
Allí disfrutaremos de muchos momentos para el juego grupal, para la charla distendida, para tratar temas de valor educativo, para cocinar rosquillas y otros dulces navideños. También veremos alguna película seguida de su fórum, desarrollaremos veladas, haremos algún concurso, dedicaremos momentos a cantar villancicos y programaremos las futuras actividades de Parteluz.
La curiosa historia de San Vitores
Como si no lo hacemos, nosotros no seríamos Parteluz, saldremos a la naturaleza. Recorreremos algunos de los bosques de robles que miran al pueblo desde el norte, subiremos a algún mirador de la sierra de la Demanda, que algo de nieve tendrá, y visitaremos la ermita de san Vitores, famoso santo medieval que predicó a los sarracenos. Cuando estos, hartos de sus palabras, le cortaron la cabeza, cuenta la leyenda que él la recogió del suelo, la colocó en su brazo izquierdo como si fuera un recién nacido y continuó predicándoles para espanto y huida de sus ejecutores. En la catedral, san Vitores está representado por una notable escultura que siempre llama la atención por tener la cabeza sobre el brazo.
Además de las rutas, visitaremos el Museo Inocencio Bocanegra, un museo sobre las dos guerras mundiales con sus trincheras, tanques, avionetas… No se espera un museo así en una localidad pequeña. Y también desarrollaremos un pequeño campo de trabajo en la huerta del convento Santa Clara. Está bien ayudar a los demás, y más en Navidad.
Aunque lo más bonito y característico de nuestras convivencias suele ser lo no programado, el ambiente de amistad, el bienestar de una vida sencilla compartida, los ratos de villancicos, la alegría, las risas, las bromas, los testimonios personales… Algo de la verdadera Navidad.